La obra de Vicente Rossi estuvo sembrada, por igual, de fervores y controversias. Autores como Jorge Luis Borges admiraron su estilo, su prosa pendenciera y sus frecuentes iluminaciones. De hecho, los Folletos Lenguaraces influyeron directamente sobre el Borges más criollista, el de los años de Luna de enfrente o El idioma de los argentinos, que adoptó muchas de las manías lingüísticas de Rossi y su actitud frontal frente a la discusión.
Rossi era un “lengua larga” de profesión. Disfrutaba de la polémica y por ello pasó dieciocho años imprimiendo y distribuyendo gratuitamente estos cuadernillos. Su escritura lúcida, camorrera y excéntrica solo respetaba las reglas gramaticales que él había creado ex profeso para sí mismo. Estos folletos fueron el colofón de sus precipitadas teorías lingüísticas y literarias, donde la idiosincrasia rioplatense entró en batalla arrabalera con las normas de la Real Academia Española. Y otro tanto ocurrió con el poema El gaucho Martín Fierro de José Hernández, que la intelectualidad argentina encabezada por Leopoldo Lugones había exaltado como nuestra obra magna. A través de un análisis minucioso y demoledor, Vicente Rossi, a contracorriente de todo, lo tildó de teatral, lacrimógeno y circense.
Inéditos desde la autoedición que distribuyó el propio autor entre 1927 y 1945, los Folletos Lenguaraces son una cita ineludible y, a la vez, inhallable para los lectores del criollismo argentino. Esta edición de la Biblioteca Nacional recupera en dos tomos la obra completa, impresa originalmente en treinta y un folletos.