La extraña sensación de habitar un tiempo único nos obliga a lidiar con lo indescifrable. La inminencia de un final, sin siquiera escandalizarnos con esta posibilidad, nos coloca a menudo entre la desesperación y el desencanto. Otras veces, animándonos a aventurar alguna hipótesis que se abre en medio del escepticismo, pensamos que estamos frente a la chance de un recomienzo.
La Biblioteca, a lo largo de las distintas estaciones que componen su historia, supo abrir sus páginas, con amplitud de perspectivas y lenguajes, a los tiempos difíciles, aquellos en los que nos debatimos sobre nuestra capacidad de sobrevivencia. Hoy vuelve a hacerlo apostando a que en estas escrituras que abren su sensibilidad a lo impensado se cifran nuestras posibilidades.